Celeste y blanco
Ayer leí en un blog sobre la falta que tenemos de un
sentimiento nacionalista, y del uso de los colores patrios, y me hizo acordar
de algo.
Allá por el año 2002, en previo al 25 de mayo, me compré un
pin de la bandera argentina, para usar prendido en el pecho a modo de
escarapela. No recuerdo el momento en que tomé esa decisión, pero estimo que
una parte era por la cercanía a la fecha patria, y otro tanto por estar próximo
el inicio del mundial de Corea-Japón. La cuestión es que me compré el pin, y lo
empecé a usar todos los días.
Pasado el 25 de mayo, se vivía todavía un aire de orgullo
por los colores celeste y blanco, que se veía reflejado en la tele, vía pública
y demás, como suele pasar en los años de mundial. Y yo seguí con mi banderita
prendida a la ropa. El 12 de junio nuestra selección empató con Suecia,
dejándonos automáticamente fuera de competencia. Fue un golpe que nadie
esperaba, y esta prematura eliminación suprimió de un tirón cualquier ilusión
mundialista. Sin embargo estaba próximo el 20 de junio, día de la Bandera. Tal
vez por esto seguí usando el pin; y nuevamente esto se extendió hasta el 9 de
julio.
Pero pasado el día de la Independencia, continué utilizando
mi banderita. No estoy seguro en qué momento dejó de ser algo pasajero, por las
fechas patrias, para convertirse en un hábito. Todos los días al levantarme,
colocaba el pin en mi ropa. Si durante el transcurso del día me sacaba el
abrigo, me ponía una prenda más, o me cambiaba, me tomaba siempre el trabajo de
cambiar el pin tantas veces como fuera necesario. Literalmente llevaba la
bandera argentina en el pecho todo el tiempo.
Este hábito se mantuvo hasta el 2008, aproximadamente. Lo
fui perdiendo de a poco. El motivo principal fue que empecé a notar que todas
mis remeras tenían un pequeño orificio en el pecho; lugar por donde pasaba la
aguja del pin. Y para preservar la ropa, empecé a usarlo sólo cuando llevaba
polóveres, y ahora creo que ni eso.
Recuerdo que me generaba cierto orgullo pasearme por la vida
con la bandera en el pecho, en cualquier momento del año. Y que la gente, al
verme, me recordaba que no estábamos en ninguna fecha patria. Me parece que fue
un hábito lindo.
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