Cuando sea presidente

Hay algo que me llama mucho la atención. En los últimos meses se fue instalando paulatinamente en los medios de comunicación, en las redes sociales y en el boca en boca el tema del aborto. Que si está bien, que si está mal, que es mi cuerpo y yo decido, que salvemos las dos vidas, que cerrá las piernas, y muchas cosas más. Yo tengo una opinión medianamente formada al respecto (digo medianamente porque sigo encontrando argumentos válidos en ambos lados), pero hay algo que se está omitiendo en todo este revuelo, que me parece de suma importancia y que, o a nadie se le ocurrió aún, o hay intereses ocultos.

Estoy hablando de la decisión concreta de tener un hijo. Me parece que no se está viendo el verdadero peso de esto, y la seriedad con que habría que tomar esta elección. Según un estudio de la Universidad de Nomeimporta, el 44% de los embarazos no fueron buscados. ¡Estamos todos locos! Eso significa que casi la mitad de la gente que está caminando por el planeta “cayó en paracaídas”. Bueno, en realidad no tan así, porque a ese número habría que restarle los abortos existentes; pero aún así, es una cifra muy alta a mi entender. Y no lo digo únicamente por el tema de la sobrepoblación mundial, y la inminente escases de recursos, sino porque crear una personita no me parece que sea algo tan banal como para dejarlo librado al azar, y “si pasa, pasa”. Creo que debería haber una consciencia de ello, una decisión por detrás. Y lo digo como alguien que justamente nació de un embarazo accidental.

Y acá vale desmitificar algo: un embarazo no buscado no significa que, nueve meses más tarde, ese coso que abre los ojos no sea amado por sus padres; no hay relación entre una y otra cosa. Te puede pasar que te embarazaste por accidente, y luego tu hijo te despierta el amor más profundo, o que haya sido buscado y cuando nace te querés matar. Y tampoco sirven los análisis del tipo “yo nací de un embarazo no buscado, ¿entonces vos decís que yo no tendría que haber nacido?”.  Nunca es justo con el diario del lunes, con el accidente ya nacido y crecido. Pero por más que tus padres te quieran, si pudiésemos ir al mismísimo instante en que el evatest da positivo, y ellos se miran llenos de pánico sintiendo que se les acaba de ir la vida a la mierda, te aseguro que ambos se estarían lamentando por no haberse cuidado mejor.

Yo creo que hay una forma de prevenir estos embarazos accidentales (con su consecuente disminución abortiva), y por eso, cuando yo sea Presidente de la República Argentina, voy a ponerme en contacto con los muchachos del Ministerio de Salud para hacerles llegar mi propuesta. La idea es que las parejas que estén buscando tener hijos, deban notificarlo a dicho ministerio. Capaz habría que crear una Subsecretaría de Reproducción, pero después lo vemos. Ojo, no tiene que ser un trámite tedioso, burocrático, que genere dificultades; tiene que ser algo super ágil y rápido, como por ejemplo entrar al sitio web, marcar una tilde en la opción “actualmente buscando descendencia”, le das ok, y listo.

La cosa es que antes de que una pareja empiece a garchar sin forro, sea consciente del camino en el que se está metiendo. Racionalizarlo y ser menos negligente. Tampoco es que hay que sentarse a debatir con tu pareja como si estuviesen eligiendo al próximo Emperador, porque entiendo que a veces es más emocional el tema. Pero igual, si están en esa situación en que no están abiertamente buscando, pero si queda embarazada está todo bien, del mismo modo pueden tildar la opción en la web. Entonces después, cuando nace un pibe, se coteja con la información que se tiene en la base de datos del sitio, y si se confirma que esa pareja estaba buscando, listo, joya. Ahora, si están cometiendo la irresponsabilidad de crear una vida sin haber siquiera pensado en el tema, tendrá que haber algún tipo de sanción. Todavía no nos pusimos de acuerdo con los muchachos del Ministerio.

Matar al recién nacido no es una opción, quédense tranquilos. La idea no es castigar a la criatura, sino a sus padres. Supongo que va a ser algún tipo de multa, porque a esta gente irresponsable lo que más le duele es el bolsillo. Una multa jugosa, y todo ese dinero juntado (porque si la gente no empieza a ser más responsable les aseguro que se va a reunir mucha plata) va a ser destinado a la manutención y enseñanza de niños en situación de calle. Que la imprudencia de los padres de hoy, alimenten la educación de los hombres del mañana.