Donde vaya

Hace dos noches terminé de escribir un poema, o poesía, nunca me queda claro. De hecho busqué cuál era la diferencia entre ambas, pero no me terminó de quedar del todo claro. La cuestión es que terminé de escribir esa “cosa”, que me venía dando vueltas por la cabeza desde hace unos cuantos meses. De hecho hace mes y medio, cuando retomé este espacio, en un principio dudé de hacerlo porque ya tenía el poema empezado (apenas unos cuatro versos), y no quería que el blog direccionara mi poca energía literaria hacia otro lado. Después me di cuenta que tampoco iba a ser tan así, porque sin blog ya llevaba semanas sin agregarle ni una letra a lo otro.

Ya había contado en otra entrada que desde hace tiempo que, con mayor o menor frecuencia, suelo usar la poesía como forma para canalizar algunas ideas y sensaciones, y que me resulta atractivo el darles una estructura de métrica y rima, y que hace algo menos de dos años me topé con poesías de Borges, a quien nunca antes había leído, y ahí empecé a entender la morfología de las décimas, y me gustó, y empecé a escribir casi exclusivamente en este sistema. En diciembre del año pasado tomé un nuevo envión, y en un trimestre escribí más de veinte. Usaba mucho el tiempo de viaje de casa al trabajo (tres horas diarias) para pensar y armar los poemas, con lo cual la llegada de la cuarentena me causó un corte abrupto en los tiempos creativos.

Pero tenía una idea dando vueltas desde hace tiempo, y que fue el disparador: quería un poema que tanto su primer verso como el último, tuviesen cuatro palabras cada uno, y que en ambos casos la primera palabra comience con la letra N, la segunda con la I, la tercera con otra N y la última empiece con A. ¿Se entiende? Es decir que si tomamos las iniciales de las palabras de esos versos, forman “Nina”. Nina fue mi primera novia, allá, cada vez más lejos en el tiempo, pero siempre presente en el recuerdo, y en sentimientos que ya no sé hasta qué punto son reales. Con esta idea no fue difícil encontrar cuatro palabras que formasen el primer verso, y de ahí se terminó desprendiendo el tema del cual iba a hablar, que claramente tampoco podía ser cualquier cosa. Poco sentido hubiese tenido esconder el nombre de Nina si el poema termina hablando de los motores de explosión o del vuelo de las gaviotas. Y el último “Nina” del final también tiene sentido, no por mero capricho, sino porque de alguna manera refuerza al texto en lo que dice de que luego de tanto tiempo, ella está ahí. Capaz no se ve a simple vista, pero está ahí.

No quería hacer un análisis exhaustivo, ni tampoco es mi idea usar el blog para poesía, pero en este caso quise desarrollar medianamente la idea. Y acá abajo dejo el texto, porque sino sería injusto.

 

Donde vaya

 

Nunca imaginé nada absoluto

cuando eran veinte los abriles

que forjaban mi ser con sutiles

ansias de ir puliendo lo más bruto,

abriendo camino al dulce fruto

de la consumada experiencia.

No se vislumbraba como ciencia,

ni chispeaba el mínimo escollo:

que el vivir fluiría cual arroyo

era la más sólida creencia.

 

Tiempos eran para andar despierto,

ir sumando todo aprendizaje.

Poca mella causaba el viraje

al haber caído en desaciertos;

no se pretendía ser experto

y era innecesario todo atajo.

Tanto un nuevo amor como un trabajo

eran pasos para ir creciendo,

ciclos que se irían disolviendo

dejando su sello en el legajo.

 

Pese a la verdad de estos conceptos

hoy advierto qué hondamente errado

estuve al creer que todo estado

concluiría en sí mismo disuelto,

dando paso a otro más esbelto.

Hete aquí el rey de los errores.

Aunque todo el continente explores

a la espera de otro porvenir,

si tu pecho amó y dejaste ir,

no interesarán nuevos amores.

Comentarios

  1. Está bien poner en palabras los pensamientos que andan rondando. Puede ser una ayuda.
    Me gusta el uso de las primeras palabras, en el primer verso.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Si, creo que de eso se trata, de buscarle el modo para poder expresar.

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  2. buena idea y loable por el recuerdo a una mujer, pero no puedo con la poesía... quizá soy muy burro para ella... saludos

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