Plástico, plástico everywhere
Me llama la atención, o quizás no tanto, cómo el plástico fue desplazando a otros materiales con el correr de las décadas. Todo tiene un packaging; todo tiene plástico. Hoy en día estamos bastante acostumbrados a esto, y no la damos demasiada importancia, aunque por suerte también hay un poco más de consciencia sobre el tema, sobre la reutilización de recursos y demás, aunque me parece que se llegó a dicha consciencia justamente porque previamente se hizo uso y abuso de los plásticos. Como ejemplo de esto se puede citar que algunas cadenas de supermercados (no recuerdo cuál) se toman el trabajo de pelar y desgajar las mandarinas, para luego exhibirlas en una bandeja plástica y recubierta en un film del mismo material. Es el súmmum de lo innecesario. Innecesario no. Nefasto, te diría, porque la fruta ya de por sí tiene un packaging natural, que se llama “cáscara”, y no contamina, y mantiene fresco el producto.
Siento que la década del ’90 fue el auge de lo inmediato, de
lo superfluo, de lo descartable. No tengo idea si es algo exclusivo de
Argentina (a raíz del gobierno que teníamos por aquellos tiempos) o si fue algo
más global. Pero recuerdo aquellos años en que el plástico empezaba a ganar
terreno lentamente, y parecía un aliado a todas luces. Cuando íbamos con mis
padres al supermercado, además de las bolsas necesarias para cargar con la
mercadería, agarrábamos un puñado de otras sin usar. Para tener. Ese es el
despilfarro que genera abuso de recursos.
Los que tenemos más de 30 años seguramente recordamos como
algo habitual el ir a comprar galletitas al almacén. Y no venían en paquetes.
En el comercio había unas grandes latas de chapa que tenían una ventana
circular de vidrio, en donde venía el producto, que se compraba suelto, al
peso. Capaz era incómodo y antihigiénico, puede ser. Después aparecieron otras
cajas de galletitas, de cartón, algo más chicas que una caja de zapatillas, que
se compraban en el supermercado, pero capaz traían mucha cantidad. Eran más
bien una compra mayorista. La aparición de paquetes ya fraccionados capaz haya
llegado como un win win. Tal vez. Y tal vez no haya sido una negligencia de los
empresarios, sino que simplemente no se conocían los perjuicios que iban a
causar a futuro esos miles de millones de envases plásticos. También los fideos
solían venir sueltos, pero eso ya fue un poco más atrás en el tiempo, y yo
sinceramente no lo recuerdo.
Había golosinas que venían envueltas en papel, como la Tita y
la Rhodesia, hasta que sucumbieron a la plastificación. Incluso había
alfajores. Puntualmente me acuerdo de los de Terrabusi, que venían de igual
manera envueltos en un papel que del lado exterior tenía una cubierta metálica,
tal como vienen los Havanna hoy en día. Bah, no sé cómo vienen los Havanna hoy
en día, porque no los suelo comprar.
Ayer me encontré haciendo estas reflexiones cuando estaba
cocinando, y por un leve instante me llamó la atención que el paquete de harina
sea de papel. Creo que es uno de los muy pocos packagings que no sucumbieron al
plástico. Los de yerba también suelen ser mayormente de papel, aunque de un papel
encerado. Pero el de harina es algo en vías de extinción, aunque espero estar
equivocado.
Es tremendo cuando uno se da cuenta lo rodeados de plástico que estamos. Lo de la mandarina me genera una tristeza, la imagen de esa bandejita que no es triste de por sí pero es como un triciclo en un balcón: gris.
ResponderBorrarHace unos meses busqué si vendían fideos sueltos en mercado libre jajajajaj
Hacía mucho que no entraba en blogger y me llevé una sorpresa, siempre es lindo que alguien vuelva a escribir!
Buenas, hace mucho no visitaba este blog y me llamo la atencion el titulo. Siento exactamente lo mismo. Aunque siento que hay personas que buscan un cambio y eso me da cierta esperanza. Al menos aca en Neuquen, abrieron varios lugares de venta a granel, donde incluso podes rellenar tu recipiente de detergente. Y se propusieron, hace ya un tiempo, la realizacion de eco botellas.
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