Cerati, parte dos
(Leer la primera parte aquí)
Con el correr de los años, lejos de apaciguarse, mi gusto
por Soda Stereo siguió creciendo, al punto de colocar a la banda en el podio de
mis bandas favoritas, y me daba algo de bronca haberlos descubierto tarde,
porque se habían separado en 1997. Pero ese fanatismo no se trasladó nunca a la
carrera solista de Gustavo Cerati, quien se había mantenido en actividad. No me
interesaba él. Había escuchado algo de su material, lo que sonaba en la radio o
en los canales de música, pero no le di demasiada importancia. Seguramente
también había algo de prejuicio al creer que un solista nunca va a llegar al
nivel alcanzado con su anterior banda. Hay ejemplos que demuestran eso en la
historia, y seguramente éste iba a ser uno más. Sin embargo es extraño que en
el período transcurrido entre el 2000 y el 2005 tuviese a Soda tan alto, y a su
vez sintiese tanta indiferencia por Cerati.
Pero en el 2006, al mismo momento que yo me ponía de novio
con Nina, Cerati sacaba al mercado Ahí Vamos. Y de repente, sin explicación,
sentí como un fanatismo indescriptible, que me empujó a la disquería para
comprar este álbum. Para que se entienda, es como si tu banda de cabecera llevara
años inactiva, y de repente graba un disco nuevo; algo así sentí. Pero que no
era el caso, porque él venía tocando y grabando discos, y a mí ni siquiera me
había interesado escucharlos. Y de repente, en abril de 2006 no parábamos con
Nina de escuchar Ahí Vamos, porque a ella también le gustaba mucho. Sin
quererlo, este disco se transformó en una especie de banda sonora de nuestro
noviazgo. Puntualmente la canción “Lago en el Cielo” significó mucho entre
nosotros.
En junio fuimos a ver la presentación oficial en el estadio Obras,
y fue la primera vez que lo vi en vivo. Durante los años que habían pasado
desde la separación de Soda, Gustavo había incursionado en nuevos sonidos,
experimentando con la electrónica, quizás como una forma de alejarse un poco
del sonido rockero que tenían con la banda. Pero con este disco nuevo, volvía a
las guitarras distorsionadas, y esa noche de junio, al verlo, yo sentí que él
se estaba reconciliando de alguna manera con Soda, y que un regreso de la banda
era posible. Y no me equivoqué, porque al año siguiente, cuando se cumplía una
década de la separación, volvieron a juntarse para una serie de shows y una
gira internacional. Fue una felicidad difícil de explicar tener esa posibilidad
de verlos. Pero no me quiero ir por las ramas contando la trayectoria de
Cerati, porque no es la idea.
Cuando terminamos con Nina, dentro de todo el malestar que
sentía, no pude volver a escuchar Ahí Vamos por mucho tiempo. Creo que por más
de un año. La banda de sonido se te puede volver en contra. Pero sí seguí
yéndolo a ver, como por ejemplo cuando presentó Fuerza Natural, su siguiente
disco. Pero claro, en los recitales él hacía un breve repaso por su carrera, y
en aquella oportunidad, cuando tocó Lago en el Cielo no pude evitarlo y me puse
a llorar. “Sentir algo que nunca sentiste” dice la canción, y yo no podía dejar
de evocar el recuerdo de Nina.
Yo encontré en Gustavo algo difícil de explicar, pero voy a
hacer el intento. Dejando de lado su música, él tenía una forma de escribir las
letras, un estilo poético que siempre sentí que iba muy de la mano con lo que
yo escribía, o lo que pretendía escribir. Puede ser que sólo sea inspiración,
pero yo lo percibí de otra manera: como si yo tuviese un estilo de expresión
innato, pero que recién logré descubrirlo y empezar a trabajarlo y pulirlo
gracias a él. Esos eran los años en los que yo tenía una banda y escribía
canciones.
Cuando en el 2010 tuvo el accidente cerebro vascular, me
pegó para el culo, como creo yo que a unos cuantos. Era todos los días ver si
había alguna novedad de su parte médico, y sentir una preocupación como si fuera
un pariente el que estaba pasando por esa situación. Sentí una angustia que se
fue prolongando por cuatro años, hasta que se conoció la noticia de su muerte. Yo
siempre había tenido esperanzas de que no iba a morir; que no PODÍA morir de
esa manera. El día que supe que no iba a despertar fue cuando se fue Spinetta.
Porque ambos se admiraban mutuamente, y el Flaco, en su enorme grandeza, lo iba
a visitar siempre con su guitarra a cuestas, y cuando él tocaba, Gustavo movía
los dedos. La música de Spinetta era a uno de los pocos estímulos a los que
Gustavo respondía con señales vitales.
Gustavo logró separarse de la especie por algo superior, y
nosotros forzosamente tuvimos que decirle adiós.
Cuantas emociones tiene tu entrada, como el descubrimiento de su etapa solista, a partir de tu noviazgo con Nina. No es extraño que ella te haya quedado tan marcada, con esa banda de sonido.
ResponderBorrarCreo que lo definiste muy bien.
Yo también tuve la esperanza de que se recuperara. Perdimos a Spinetta y a quien más se le acercaba.
Saludos.
De alguna manera sabemos que estos personajes tarde o temprano se van a ir, pero cuando la partida es tan prematura, el golpe es fuerte.
BorrarA mí me gusta muchísimo lo que hizo por fuera de Soda, sus últimos discos los escucho más que aquellos clásicos de los ochenta y noventa.
ResponderBorrarY me gustan mucho los Redondos (y lo que hacen ellos solistas ahora)... para muchos soy un bicho raro
Abrazo!
Entonces seguí navegando esa rareza. Coincido. Hoy por hoy creo que la etapa solista de Gustavo está muy por arriba de todo. Capaz exagero un poco. Fuerza Natural me costó un tiempo entrarle, engancharle la onda, pero es una tremenda obra de arte.
BorrarUna rareza compartida con el mismo Indio Solari, quien dijo valorar a Cerati, prefiriendo su carrera solista.
BorrarA veces pasa que se le toma cierta "manía" a algo porque los recuerdos que nos evoca son dolorosos. Por suerte, el tiempo va haciendo que nos reconciliemos con cosas que nos han gustado. Besotes!!!
ResponderBorrarSi, puede ser algo de eso. Uno a veces se termina acostumbrando a cierto dolor, y casi como que termina necesitándolo, pareciera.
BorrarMira que creo que le pusiste mucho sentimiento a esta entrada, muy poéitca en algunas partes, me gusta eso, el sentimiento transmitido de lo que fue Cerati y su carrera musical en tu vida. Es inevitable tener esas canciones que dedicas a alguien y que luego, te pegan como patada al hígado >.< me sucedió con mi banda favorita. Por suerte, el tiempo es capaz de hacernos sentir, no bien, que diría que puede ser hasta una mentira, pero sí mirar el pasado y no llorar, saber seguir adelante.
ResponderBorrarRealmente ¿Qué te voy a decir? Cuando me enteré de la noticia, mi madre se encargó de refutarla en un instante. Doctora, leyó el tipo de ACV que había tenido y dijo que si seguía con vida era porque el equipo médico lo mantenía con vida. Lo realmente triste del caso de Cerati es que si le hubiesen dado bola a sus síntomas antes, la cosa podría haber sido diferente.
¡Un abrazo!
Sep, fue duro. Personalmente fue casi como si le hubiese pasado a un ser cercano, a un pariente. Bah, es que de algún modo era cercano.
BorrarMuy emocionante a mi me pego mucho cuando se fue Luis tantos años con su musica es como perder un amigo, Ceratti me parece un talento enorme que trasciende Soda por supuesto.
ResponderBorrarLindo recordarlos
Exactamente, es eso, es como perder a un amigo, a alguien que acompañó la vida de uno.
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