Vexilología

Completando el fixture del mundial, veo las banderitas impresas en el papel y recuerdo los orígenes de mi pasión por las banderas. Pasión, gusto, o no sé qué carátula darle. Hay algo de estos emblemas patrios que me resulta muy atractivo. Entiendo que es por los colores. Siempre tuve una fijación por lo que resaltaba por su colorido. Me acuerdo de una escena de Rambo, casi llegando al final, donde el personaje se asoma desde la penumbra de un bosque, y ve a lo lejos las luces de una estación de servicio, me parece. Se veían muchas lucecitas de colores. Era mi parte favorita de la película.

Pero volvamos a las banderas. Mi mamá es docente, y cuando yo era chico (estoy hablando de cuando tenía unos ocho años, calculo) ella tenía un manual que es el que usaba para preparar las clases. A mí me gustaba hojearlo, porque tenía buenas ilustraciones. Pero la página que siempre cautivaba mi atención era la que mostraba las banderas de todos los países. Me generaba cierto placer ver esto, y en más de una oportunidad me puse a copiarlas. Yo tenía un cuaderno para hacer dibujos, y me ponía a dibujar las banderas, una a una, coloreándolas.

Lo hice más de una vez, estoy seguro. Y en cierto momento me di cuenta que me había aprendido las banderas de memoria. Y  no te hablo de países “conocidos”. La bandera de Italia la sabemos todos. Pero ya a esa edad me decías Angola, y yo sabía que era mitad roja, mitad negra, y con un chirimbolo amarillo en el medio; o que la de Barbados es azul, amarillo, azul (en franjas verticales), y en el medio tiene un tridente negro. Cabe destacar que como en ese manual las banderas estaban por orden alfabético, y como posiblemente me aburría de copiar antes de terminarlas todas, las banderas de países como Uganda o Zimbabwe no me quedaron tan marcadas.

Aún las recuerdo, y me siguen gustando, así que hay veces que me pongo a ver las banderas. Aunque apelar a la memoria no es suficiente, porque en este tiempo desaparecieron países y surgieron otros nuevos, como cuando Yugoslavia dio origen a Serbia, Montenegro, Croacia, Eslovenia, y no sé si otro más. Ejemplos como ese hay más de uno, y también hay casos donde el país se mantuvo, pero cambió la bandera. Como el caso de Libia; que me dolió mucho. Porque de Libia era la única insignia patria enteramente de un color; sin franjas, ni escudos, ni nada: toda verde. Y ya no.

Hace no mucho me enteré que el estudio de las banderas es una especie de rama de la historia, y que tiene un nombre: vexilología. Y me puse a leer un poco del significado detrás de estos estandartes. Ahí ya se hace más tedioso el tema, porque hay que entender un poco de cómo fue el proceso independentista de los diferentes países para captar el significado. Pero lo que me quedó marcado es que siempre (o casi siempre) que vean el color rojo en una bandera, simboliza la sangre derramada en las luchas por la independencia.

Algunos datos sin importancia que recuerdo: la bandera de Bután es la única que tiene el color naranja como uno de los principales; la de Chipre y la de Kosovo son las únicas que en su diseño incluyen la silueta de sus países; la de Nepal es la única que no tiene un formato rectangular.