A fuego
Esta mañana, mientras esperaba la llegada del tren, sin proponérmelo caí en la cuenta de que hoy se cumplen tres años del día en que conocí a Laura. Aquel sábado de 2015 era el cumpleaños de un amigo. En realidad, más conocido que amigo. Con Rodrigo habíamos sido compañeros durante los primeros dos años del colegio secundario, luego de los cuales se cambió de institución. De todos modos, tampoco teníamos demasiado vínculo por aquel entonces. Pero una vez egresados, por medio de otros grupos y de gente en común, volvimos a vernos en reuniones, y las aparentes diferencias que antiguamente nos habían puesto en distintos grupitos parecían haberse esfumado. Ahora disponíamos de una buena onda mutua. En el último tiempo habíamos empezado a jugar a la pelota casi semanalmente junto a otros ex compañeros, con lo cual en el 2015 caí dentro de su invitación de cumpleaños. Si bien había aceptado, una vez llegado el día no me dieron muchas ganas de ir. El resto de los asistentes sí eran