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Mostrando las entradas de septiembre, 2020

Carta espontánea

Ambos somos, me doy cuenta, de carácter diferente, uno es loco, insolente y a la diversión enfrenta, cuando el otro se presenta estudioso, responsable, formal y en exceso amable. Es un vínculo oportuno: uno en otro y otro en uno encontramos lo anhelable.   Reconozco que en mi mente de imaginación frondosa hay criaturas que me acosan pero que todos no entienden; hay fantasmas, cuasi hirientes, delirantes y algo oscuros, también duendes, más bien puros, divertidos y agradables. Ellos son los responsables de estas líneas, te aseguro.   Mientras estoy redactando la carta, tomé consciencia que conllevo la existencia de estos seres, mas el mando mío es, y me estoy dando cuenta que son el motivo que me otorga un distintivo. ¿Y tus monstruos, tus quimeras? Quisiera las compartieras puesto que no las percibo.

Plástico, plástico everywhere

Me llama la atención, o quizás no tanto, cómo el plástico fue desplazando a otros materiales con el correr de las décadas. Todo tiene un packaging; todo tiene plástico. Hoy en día estamos bastante acostumbrados a esto, y no la damos demasiada importancia, aunque por suerte también hay un poco más de consciencia sobre el tema, sobre la reutilización de recursos y demás, aunque me parece que se llegó a dicha consciencia justamente porque previamente se hizo uso y abuso de los plásticos. Como ejemplo de esto se puede citar que algunas cadenas de supermercados (no recuerdo cuál) se toman el trabajo de pelar y desgajar las mandarinas, para luego exhibirlas en una bandeja plástica y recubierta en un film del mismo material. Es el súmmum de lo innecesario. Innecesario no. Nefasto, te diría, porque la fruta ya de por sí tiene un packaging natural, que se llama “cáscara”, y no contamina, y mantiene fresco el producto. Siento que la década del ’90 fue el auge de lo inmediato, de lo superfluo,