Chau Nina
Cuando en el 2008 empecé a soñar con Nina, no me llamó la
atención. Era lógico, porque hacía algunos meses que habíamos terminado, y si
bien la decisión de no seguir con el noviazgo había sido mía, yo la estaba
pasando muy mal y la extrañaba horrores. Despertar con el recuerdo de haber
vivido una experiencia onírica junto a ella, lejos de ser una caricia, lo
sentía como un tormento, en parte por la
nitidez de esos sueños. Y como éstos se sucedieron, decidí empezar a
escribirlos, quizás solamente para registrarlos, o puede que haya sido también
como una forma de catarsis.
Durante el resto de ese año, cada sueño que escribía tenía
la sensación de que sería el último; que con el pasar de los meses esas
experiencias irían desapareciendo. Pero no fue así. Si bien en líneas generales
se fueron haciendo más esporádicos, nunca terminó. Pasaron muchos años, y la
cuenta de sueños registrados llegó casi casi a la centena. Me preguntaba (o pregunto)
frecuentemente si en algún momento esto va a parar. En el mientras tanto yo
continué escribiéndolos, quizás con la idea de transformar todo ese material en
una novela o algo. No sé, no lo tengo claro. Pero me parece un tanto absurdo
que todo eso haya sido para nada. Todos esos sueños… durante todos esos años…
deberían tener una utilidad. No tiene que haber sido en vano tanta pesadumbre
nocturna.
Es como que nunca terminé de asimilar el final de esa
relación (incluso habiendo estado en otras posteriores). El fantasma de Nina de
algún modo está presente; vive dentro de mí. Pero tal vez, con este registro de
sueños, yo mismo estoy alimentando al fantasma. En cierto modo, lo que siento
de mi relación con ella, es como cuando se termina una película y uno se queda
mirando los créditos, sabiendo que después que terminen de subir todas las
palabritas va a haber algo más, una escena extra. Siento algo así, como si no
estuviese todo terminado.
Posiblemente, aún así, esté terminado, aunque yo no quiera
darme cuenta. Es doloroso pensar en un final; en que ya no tenemos nada que
ver, que nuestras vidas se alejaron. Y capaz he seguido escribiendo los sueños
porque no quiero perderla. De algún modo, esas imágenes que aparecen en mi
cabeza mientras duermo, son lo único que conservo de ella. Y de esta manera no
la he perdido del todo. Pero me hace mal, y aunque cueste y duela mucho, la
tengo que dejar ir. A ella, a su recuerdo, a su fantasma.
Esta mañana, a un par de meses de cumplirse diez años del
primer sueño, desperté sabiendo que una vez más ella estuvo presente en mi
cabeza. Pero no tomé nota, ni traté de esforzarme por recordar. Espero que sea
un primer paso.
suena a tortuoso y entonces no está bien... ni te pregunto de ella al día de hoy porque despierta esa curiosidad la situación, pero no da... espero que de a poco la vayas dejando atrás... es lo que querés no? saludos....
ResponderBorrarSi, no sé, supongo que dejarlo atrás es lo que debería hacer.
BorrarMe parece que tiene sentido que la hayas extrañado, que tal vez la sigas extrañando, tanto que aparezca en tus sueños. Y es una buena idea que hayas escrito estos sueños, yo guardaría muy bien esas anotaciones. Tal vez se conviertan en algo, como pensaste que serían.
ResponderBorrarEs posible que tus sueños funcionaran como un mundo alternativo en que seguías con Nina, sobre todo si eran nítidos.
Yo no sé si renunciaría a esos sueños, de estar en tu lugar. Creo que los seguiría registrando, con la mayor precisión posible.
Saludos.
Si, es un tema tomar la decisión de suspender los registros. Durante años tuve la duda si esto de escribirlos me ayuda en algo, o si por el contrario fomenta el enrosque eterno. Quería creer que el asentar esos recuerdos iba a tener un fin, una utilidad. Y dejar de escribirlos, es dejar algo inconcluso; así lo siento. Pero mientras tanto el tiempo sigue pasando, y no hay un avance, una mejoría. Ahora decidí dejar este hábito, esperando que este cambio de rutina genere otro cambio mayor. Espero estar en lo cierto, aunque no estoy 100% convencido.
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